Las preas constituyen un elemento esencial para la regulación de los recursos hidráulicos y contribuyen de manera muy significativa al progreso de la humanidad. Por otro lado estas construcciones hidráulicas deben soportar las condiciones extremas de la naturaleza que en forma de avenidas extraordinarias inciden sobre ellas. En la interrelación entre avenidas y presas, el balance es claramente positivo, pues en numerosas ocasiones los embalses producen una laminación muy importante de los hidrogramas de las avenidas, lo que significa una reducción real y muy significativa de los daños que las crecidas producirán aguas abajo. Pero también estas obras hidráulicas suponen un riesgo potencial para los asentamientos aguas abajo debido a la muy remota posibilidad de su rotura debida al vertido sobre coronación en situaciones de avenida, lo que daría lugar a caudales que raramente se presentarían en condiciones naturales. Por ello, las técnicas ingenieriles tratan de asegurar al máximo la seguridad hidrológica de estas obras, reduciendo al mínimo los riesgos potenciales que puden suponer su rotura.
