La periodista Magdalena del Amo piensa que estamos asistiendo a un cambio social sin precedentes en la historia. La cultura de la muerte está echando raíces en el tejido social de manera casi silenciosa. Que el aborto se haya admitido como un derecho de la mujer y un avance más de la sociedad del bienestar es una prueba de la anestesia generalizada de una humanidad que ha dejado atrás sus valores y camina sin rumbo, sin esperanza. Los países ricos abortan libremente e imponen sus políticas demográficas a las naciones en vías de desarrollo a través de la salud reproductiva y las políticas de igualdad. Nada de esto hubiera sido posible sin los planes de acción acordados en las Conferencias de las Naciones Unidas y la IPPF, promotora del aborto para las menores sin consentimiento paterno e impulsora de la promiscuidad y la masturbación entre los niños. Todo ello, claro está, refrendado por gobiernos mal llamados progresistas. La publicación presenta a los verdaderos ideólogos de "la cultura de la muerte", encargados de venden el mal como un bien. La influencia que tiene esta nueva corriente de pensam