La diferencia con el resto radicaba en lo que él hacía con la pelota en
los pies. Allá donde iba destacaba por su talento innato y su precisa zurda.
Sin la madurez impropia para un chico de su edad, las exigencias de su
madre y el buen asesoramiento de su círculo más cercano no habría sido
posible hablar hoy de su trayectoria.