George Augustin ofrece respuestas vigorosas y bien fundadas a la pregunta de cómo puede cuajar humana e intelectualmente la vida del sacerdote a la vista de la actual situación de sobrecarga pastoral y cuestionamiento de la propia identidad. Con el título Llamados a la alegría, el autor alude a unas palabras de Pablo en las que el apóstol se califica a sí mismo de ½cooperador de vuestro gozo+ (2 Co 1,24). Lejos de darse por satisfecho con ideas superficiales, sigue el rastro de la dimensión más profunda de la alegría en el ejercicio del ministerio sacerdotal y en el mensaje que al sacerdote le es dado comunicar e irradiar. ½George Augustin desentierra tesoros sepultados y en gran medida olvidados, haciendo que resplandezcan de nuevo. Llama la atención sobre el centro del ministerio sacerdotal: la especial amistad con Jesucristo y la participación en su sacerdocio; habla de la participación en la vida de Dios, incluso de un nuevo entusiasmo por Dios; recuerda lo que la Iglesia -a pesar de numerosas deformaciones y malentendidos y ocasionales abusos- siempre es, a saber, una communio que tiene su centro en la celebración de la eucaristía, la cual también constituye el centro y la fuente de energía de la vida y el ministerio sacerdotales+ (Del Prólogo del cardenal Walter Kasper). GEORGE AUGUSTIN, sacerdote palotino, dirige el Instituto de Teología, Espiritualidad y Ecumenismo ½Cardenal Walter Kasper+, centro vinculado a la Escuela Superior de Filosofía y Teología de Vallendar (Alemania), donde es profesor de teología fundamental y dogmática. Además, acompaña espiritualmente a sacerdotes en la diócesis de Rottemburgo-Stuttgart.