El infinitivo es el modo más rudimentario del verbo, aunque algunos lingüistas (¡cicateros!) le nieguen tal categoría al carecer de los matices de tiempo, aspecto, número y persona. Tiene un doble valor: como verbo y como sustantivo. Con la ayuda de los pronombres y de las manos y dedos del hablante, sirve para que este pueda entenderse en cualquier idioma. Los diccionarios cinematográficos lo definen como la forma no finita e impersonal que caracteriza el habla de los indios de las películas del Far West dobladas al español.