FERNANDEZ ARROYO DE SIMON, JOSE
No ha podido José Fernández Arroyo elegir títulos más apropiado para la segunda entrega de su diario, continuación del conocido y celebrado Edelgard. Diario de un sueño (1948-1953), pues, en verdad, la vida "no es un sueño", sino una real y difícil travesía, y el diario, su bitácora. Esta alegoría literaria, muy utilizada pero todavía eficaz, que emparienta la vida y el viaje, permite relacionar la escritura diarística con el cuaderno de navegación, que constituye además uno de los orígenes más plausibles del diario íntimo moderno -ese modo paciente y disciplinado de solventar civilizadamente los problemas con uno mismo y con los otros-. Por tanto, la bitácora y el diario íntimo fueron y siguen siendo la tecnología para navegar todos los días, para proyectar nuevos destinos y para recalar en hospitalarios puertos al final de la singladura diaria.Este no es el diario de un triunfador, tampoco de un frustrado (ambas cosas serían inaguantables: insoportable leer el diario de un fracasado que culpa a los demás con resentimiento, más insoportable el de un triunfador absoluto si tal categoría existe), pues la vi