Heller hace una crítica fecunda de las ideas de La soberanía de Kelsen, quien establece una jerarquía de las normas jurídicas, destruyendo el concepto a partir del pueblo y separando del derecho los fenómenos sociales, políticos y económicos. Para Heller, por el contrario, la soberanía no emana de una ley suprema en abstracto: la comunidad, a través del Estado como instancia decisoria, es titular de la soberanía.