Un lector tan cualificado y exigente como Luis Alberto de Cuenca afirma en el prólogo de este libro que Manuel Moyano nos muestra aquí toda su valía como cuentista, ½urdidor de tramas, generador de argumentos, mezclando una extrema y admirable originalidad con el estilismo más depurado+. Teatro de ceniza lo ratifica como uno de los mejores narradores de su generación, esta vez en la implacable distancia corta del microrrelato. Este centenar de piezas es ½una inmersión en el universo del asombro+. Nada tan fácil y placentero como sumergirse en él.