Para analizar la relación de ida y vuelta entre la globalización y la filosofÃa, Antonio Campillo toma como hilo conductor el concepto tierra de nadie, en sus diversos usos y sentidos. Afirma que la filosofÃa es una tierra de nadie porque permite conectar entre sà la ciencia, la polÃtica y la ética, y porque todos los seres humanos pueden acceder a ella y ejercitarla libremente.