Escribe en el Prólogo Juan Esquerda Bifet: "El epistolario de D. Diego es un arsenal de doctrina sólida y estimulante, además, es como encontrarse con su persona y con sus palabras claras y fogosas. El lector se encuentra con un testigo del evangelio que sigue cuestionando a las conciencias cristianas de hoy.
D. Diego se muestra siempre muy evangélico y, por tanto, muy cercano, como Jesús. Sus expresiones, frecuentemente con un deje de humor, contagian serenidad y paz.
Son páginas llenas de sentido común cristiano, cuajadas de huellas vivas de Jesús".