Se ha afirmado que el relato es la forma narrativa por excelencia en la literatura norteamericana actual y que Raymond Carver es el maestro indiscutible de este registro. Tal es el consenso del público, la crítica y la American Academy &Institute of Arts, que le ha otorgado su más alta distinción.Raymond Carver es un autor que ejerce una peculiar fascinación, como puede comprobarse en Catedral; en cada relato, a su manera, se revela la presencia latente o la intrusión de «terrores extraordinarios en una existencia ordinaria» (Cathleen Medwick). El propio Carver ha escrito: «Pienso que es bueno que en un relato haya un leve aire de amenaza... Debe haber tensión, una sensación de que algo es inminente.»Sus personajes son gente de lo más comun: trabajadores manuales, empleaduchos, parados, parejas a la deriva..., desamparados, golpeados por la vida, muchos de ellos bebedores, acceden, a pesar suyo, a una suerte de dimensión heroica, tercos testimonios de una realidad implacable.Su estilo es escueto, lacónico, opera por sustracción; se ha dicho que Carver inaugura una nueva visión, un nuevo método, una nueva tonalidad, que Bull Buford, en la prestigiosa revista Granta, bautizó como «dirty realism» y que convierte en retórica y pretenciosa, por comparación, a la más prestigiosa literatura contemporánea.