La teoría de los distritos industriales es que la productividad de las empresas radicadas en distritos industriales viene explicada, al menos en parte, por la pertenencia de las mismas a los distritos en que están enclavadas; es decir, que el distrito industrial es fuente de ventajas que otros enfoque sectoriales no permiten explicar. Estas ventajas pueden proceder del acceso privilegiado a mercados altamente especializados de diversos factores, como la mano de obra o los escalones de dirección, participando activamente en su formación; de un mayor poder de negociación frente a proveedores, clientes mayoristas y la propia administración (al efecto, por ejemplo, de mejorar la dotación de infraestructuras, como autovías, trenes de alta velocidad, puertos, aeropuertos de carga, etc.); de la oportunidad de participar en campañas conjuntas de promoción publicitaria, en la creación de entidades no lucrativas encargadas de investigar con fines de innovación al servicio del distrito o de mejora de la imagen de la denominación de origen; de la transferencia cruzada (cross breeding) de conocimientos y destrezas entre empresas de distintos sectores pero localizadas en el mismo distrito; y otros muchos y diferentes aspectos.