Pedro Arrupe fue un hombre de mirada penetrante y una gran fotogenia. Su mirar fue calificado de tierno e inteligente, porque iba acompañado de una sonrisa que desarmaba al interlocutor y acortaba distancias.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Puede obtener más información aquí o cambiar la configuración.