Preámbulo
I. Una nueva monarquía: de las tierras de san Pedro al principado
II. El soberano: príncipe y pastor
III. El poder y la imagen
IV. El ordenamiento jurídico: derecho canónico y derecho civil
V. La máquina gubernamental entre política y religión
VI. Sacerdocio y función política: clérigos y laicos
VII. Razón de Estado y razón de Iglesia: la Reforma Tridentina y el caso de Bolonia
VIII. El ejercicio de la primacía y la política exterior
Consideraciones penúltimas
Obras utilizadas
Epílogo
A lo largo de la primera Edad Moderna, el papado desarrolló un papel fundamental en la política europea y en la construcción del Estado moderno. Una estructura que se mantenía como un embarazoso residuo de la época precedente y contra la cual tuvieron que enfrentarse los nuevos organismos políticos si querían afirmar su soberanía delante de cualquier pretensión de poder con vocación universal. La figura del papa-rey, con la simbiosis entre sacralidad y poder, ha proporcionado importantes elementos para la elaboración de una nueva síntesis política. Si por una parte el papado, al concentrar el poder espiritual y temporal en la figura bifronte del pontífice, transpone continuamente elementos sacros sobre el plano de las estructuras estatales y elementos estatales sobre el plano eclesiástico, retorciéndose así en una espiral de decadencia; por la otra, la monarquía papal ofrece al Estado moderno el modelo para incorporar la religión en el interior de la política y para construir las modernas Iglesias territoriales. Esta es la herencia que -como muestra Prodi en este brillante y ya clásico estudio? el papado de la primera Edad Moderna ha dejado a la Iglesia y al Estado de los siglos sucesivos, hasta nuestros tiempos.