Iba a pensar cual sería el primer paso, pero no me dio tiempo. Me puso literalmente contra la pared y me recorrió entera a besos. Yo decía espera y el sólo decía no. Si no fuera por que sé que no fue así, podría jurar en un juicio que hicimos el amor vestidos. Yo tuve un orgasmo antes de poder arrimarme al servicio a quitarme la ropa. El se desnudó en un instante, sacó del minibar un "benjamín" para mí y una cerveza para él. Colocó su tabaco y el mechero en la mesita del lado que escogió y se tapó con la colcha esperando mi vuelta. Entré al dormitorio envuelta en una toalla de baño y con ella me metí dentro de la colcha separada de él. No me besó en la boca, me besó en el cuello. No me acarició los pechos. Me dejó un sendero de saliva caliente por todo el cuerpo. Nunca me habían lamido en la parte interna de las rodillas. Se saltó todos los guiones que yo sabía y me encontré con una presión en el pecho que supuse un infarto cuando comenzó a lamer justo ahí, por primera vez, aquel primer día de todos los días, de todas las veces. Le odié porque me llevó de nuevo al placer y supe que me iba a enganchar a aque