¡Almarión! es el augurio onírico que despierta, sonrisa en los labios, a Daniel. Pero ... ¿quién dijo que «los sueños, sueños son»? No conocer el justo medio, ese equilibrio virtuoso identificador de la vida feliz, que diria Aristóteles, es señal de haber vivido en el extremo: algunos extremos o situaciones dificiles de prever o de imaginar, ¿aunque sí, tal vez, de soñar? y así, de anécdota en anécdota -historias rescatadas al olvido- podemos ir recorriendo «esas cosas» que a muchos tocó vivirlas. ¡Qué distinto es hablar de la soledad, que experimentarla tras gruesos muros de silencio! También aunque somos seres migrantes, las cosas cambian de color si te imponen el exilio. Recomenzar, no una, sino varias veces tu vida, sin referencias, rehaciendo amistades nuevas, sueños nuevos -lo reflejan los ojos de tantos inmigrantes-, es una apuesta a la confianza en ti y en los otros, que te miran desde la seguridad de quien habita un territorio reconocido como propio. Apostar por saber y compartirlo, e intentar entusiasmar por el saber a alumnos y alumnas, ha sido una historia recurrente, también compartida por
