La lectura continua de los cuatro evangelios, que la Liturgia lleva a cabo a lo largo del año en los días "laborables" o del tiempo ordinario, es una manera fácil y eficaz de familiarizarnos con el mensaje evangélico en su integridad. Al celebrar la Eucaristía esos días, el recuerdo de la Palabra del Señor que se proclama nos ayuda a mantenernos unidos a Él. No es otro el objetivo de estas sencillas meditaciones: ofrecer un punto de partida para estrechar nuestra relación con el Señor resucitado en medio de nuestros trabajos y preocupaciones.