Cartas para un país sin magia constituye la segunda obra de Manuel Cortés Blanco. Fiel a un estilo cálido y original, el autor repasa distintos viajes que ha realizado en su vida hilándolos a través de una historia personal. a modo de misivas, reflexiona sobre sus experiencias: el viaje de estudios a Roma, las charlas con un niño soldado en África, su perspectiva del puente de Mostarm, el nacimiento de Lida en un hospital de Kabul. Son aspectos tan entrañables de su pasado y su presente que podrían ser los de cualquiera de nosotros. Imposible no identificarse con sus vivencias. Todo ello desde la ironía y la sensibilidad que le caracterizan, a sabiendas de que no dejará a nadie indiferente.