CATAROS E INQUISICION

CATAROS E INQUISICION

EN LOS REINOS HISPÁNICOS (SIGLOS XII-XIV)

GRAU TORRAS, SERGI

23,95 €
IVA incluido
No disponible
Editorial:
CATEDRA
Año de edición:
2011
ISBN:
978-84-376-2966-7
Páginas:
464
Encuadernación:
Rústica
Colección:
HISTORIA SERIE MENOR
23,95 €
IVA incluido
No disponible

Agradecimientos.
Abreviaturas.
Prólogo.
Introducción.
Capítulo 1. Historiografía del catarismo y sus documentos
Capítulo 2. Todo empezó en el siglo XII
Capítulo 3. Pedro el Católico, rey de Aragón y conde de Barcelona (1196-1208)
Capítulo 4. Durand de Huesca: un teólogo aragonés en el centro de las disputas contra el catarismo
Capítulo 5. La Cruzada Albigense y la intervención del rey Pedro el Católico (1209-1213)
Capítulo 6. Catarismo e Inquisición en la Corona de Aragón (1213-1250) .
Capítulo 7. El catarismo en la Corona de Castilla: Lucas de Tuy.
Capítulo 8. Difusión y persecución: el catarismo durante la segunda mitad del siglo XIII en la Corona de Aragón.
Capítulo 9. Guilhem Belibasta y la última comunidad cátara de la Corona de Aragón durante el siglo XIV.
Capítulo 10. Catarismo, cultura y sociedad.
Conclusiones.
Epílogo. ¿Qué nos queda del catarismo?
Mapas.
Índice onomástico.
Índice de materias.
Bibliografía.

Durante los últimos años el catarismo se ha convertido en un fenómeno mediático que ha consolidado una imagen de este movimiento que ha trascendido el tiempo y el espacio. No sólo los historiadores se han ocupado del catarismo. El ensayo, la literatura, la pseudodivulgación histórica, la ciencia ficción, la televisión y hasta la promoción turística han hallado en los cátaros un verdadero filón. El problema es que no siempre ha imperado el rigor histórico y, por consiguiente, se ha ido construyendo una verdadera mitografía sobre este movimiento. Este libro es una historia del catarismo en los reinos hispánicos a través de sus fuentes, documentos y testimonios que nos acercan a la vivencia de hombres y mujeres que creyeron en una reforma del cristianismo. Su aparición en la sociedad del medievo conllevó la reacción de la jerarquía eclesiástica y el poder político que terminó por condenar y perseguir cualquier disidencia cristiana. Esta situación fijó los mecanismos represivos que prohibieron el debate sobre la fe católica, desplazaron al hereje de la sociedad cristiana y contribuyeron a definir el estereotipo de la herejía como uno de los grandes peligros de la época.