DIAZ-MENDEZ, CECILIA / GARCIA-ESPEJO, ISABEL
La alimentación en las sociedades modernas se ha problematizado y los ciudadanos muestran signos de desconfianza y malestar con el sistema alimentario. Esto puede resultar paradójico porque nos encontramos, posiblemente, ante el sistema alimentario más seguro de la historia que, incluso, ha asegurado el abastecimiento durante la pandemia de la covid-19. ¿Qué sucede para que los consumidores se muestren tan críticos con la comida si es segura y está disponible? ¿Qué está pasando para que las preocupaciones por la desnutrición sean hoy secundarias? Para dar respuesta a estos interrogantes es preciso tener en cuenta que no nos encontramos ante un fenómeno biológico, aunque debamos comer diariamente para subsistir, sino ante un hecho social que depende de la forma en que se cultivan, trasforman, trasportan, distribuyen, regulan, consumen y cocinan los alimentos. Comer, hoy, depende de un entramado complejo de relaciones sociales creadas para posibilitar que los alimentos lleguen a los hogares de los comensales de todo el planeta, que, en su mayoría, no producen aquello que necesitan para subsistir. La amplitud y