Estas perspectivas y lecturas del Romanticismo pretenden remover las aguas estancadas de aquella otra, tan política y poéticamente correcta, del romanticismo español (incluso con ese fondo polémico que nunca llegó a nada ?era artificio académico? de si hubo o no verdadero Romanticismo en España): superar la torp e muletilla de que se hispanizó algo que era extraño o extranjero ( lo era, lo es?) y dejar en evidencia también ese otro criterio del Romanticismo todo emoción entusiasta, todo grito reivindicativo, que se quiso avalar aquí con un mero remedo de importación, a partes iguales entre los suspirillos germánicos que despreciaban los neoclásicos, lo tradicional legendario del falso Ossian o Walter Scott y el gusto por el desplante y el exhibicionismo de lord Byron , cosa esta última que entre gente tan teatral como la española hallaba ya terreno abonado y había de tener vida duradera . Ocultar resumen completo