Ofensivo en muchas ocasiones, el libro arremete igualmente contra la santificación de lo «underground», y reivindica, en pasajes tan próximos al ensayo como a la narrativa, la obra literaria de Juan Larrea, Oliverio Girondo, Luis Buñuel, Juan-Eduardo Cirlot, Fayid Jamis y Jacob von Hoddis, entre otros homenajes.