"Desde que llegué a tierras manchegas casi olvido las montañas, los valles y todos los pliegues que ofrece la orografía de otros rincones españoles, sin embargo un algo inevitablemente quimérico se extendía por la llanura, ese algo que enloqueció al caballero andante y que retuvo la voluntad de quien sólo pensaba ir de paso. Este libro es un reconocimiento a la atención que escritores y viajeros han prestado a una zona de límites no muy claros, pero de una importante proyección en el acervo literario."