En los trabajos que componen El político y el cientíico -precedidos en esta edición por un prólogo de Raymond Aron-, Max Weber (1864-1920) relexiona acerca de la contraposición entre el quehacer del investigador y el comportamiento del hombre de acción. Por una parte, las virtudes del político parecen incompatibles con las cualidades del hombre de ciencia; por otra, sin embargo, existe una comunicación dialéctica entre conocimiento y acción, ya que el saber objetivo favorece un comportamiento racional y aumenta las probabilidades de conseguir las metas que el p